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María José y Víctor: Nuestra Historia

Todas las parejas —la vuestra también— tienen una historia. Una historia que a veces solo se cuentan a sí mismos… hasta que llega el día de mostrarla al mundo, a lo grande.

La nuestra empieza hace ya muuchos años, en Torrevieja (Alicante), cuando los dos éramos niños. Pasábamos media vida en el mismo colegio, sin conocernos ni saber lo que el futuro traería. Pero luego llegó el instituto, y ahí empezó todo. A los quince años “hicimos clic”… y desde entonces hemos vivido creciendo, aprendiendo y disfrutando juntos.

María José:

«Juntos empezamos a dar nuestros primeros pasos profesionales después de la universidad. Víctor había estudiado Económicas; yo, Derecho, y ambos nos encontramos la crisis que sacudió al país allá por 2008.  Pasamos por mil trabajos mal pagados, donde no nos sentíamos valorados, y al final la situación nos obligó a replantearnos nuestro futuro».

Víctor:

«Por aquel entonces yo ya andaba trasteando con mi querida cámara Nikon 3100, un regalo de mis padres al acabar la carrera. No me despegaba de ella donde quiera que fuera. Poco a poco, se convirtió en algo más que una afición… Decidí formarme en serio, con un Máster en Iluminación y Fotografía. María José se inclinaría por un Máster en marketing digital, que sería ideal para convertir la fotografía en nuestro modo de vida».

María José:

«Así nació este proyecto compartido. Como distintivo de nuestra marca, elegimos a nuestra perrita Hera. Ahí la tienes, en nuestro logo, asomando el hocico. Es un símbolo muy especial de lo que nos une y un recordatorio para no dejar de ser un poco como ella: determinados e incansables en nuestro camino».

¿Y POR QUÉ SEGUIMOS DANDO PASOS JUNTOS?

Seguimos porque nos apasiona. Por gente como vosotros, que cada día nos regaláis historias llenas de emoción, de magia, y de esas cosas que hacen que cada pareja sea única en el mundo.

Nuestra historia no sería la misma sin todos esos detalles que descubrimos detrás de la cámara cada vez que nos asomamos a ese universo humano que es una boda o una sesión de pareja. Por todo eso merece la pena ser fotógrafos de bodas. Vemos conexión, vemos personas reales construyendo su vida… y eso nos hace clic.

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